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  • Foto del escritorConstructora Ormiga

Cómo ahorrar para la cuota inicial de tu vivienda


Si entre tus planes está el adquirir una vivienda nueva, el primer reto financiero para cumplir este objetivo es reunir el monto para el pago de la cuota inicial. Los mejores aliados para hacer realidad este propósito son: tener un ahorro de base, planificación y disciplina.


Según Sandra Carvajal González editora jefe de Home en Semana.com y directora del podcast Finanzas Personales de Dinero, para adquirir una vivienda es necesario ahorrar del 10% al 30% de su valor, como mínimo, si se opta por un crédito (dependiendo de las condiciones de la entidad financiera y la evaluación del riesgo crediticio), o el 20% si se elige un leasing habitacional o si se puede optar por una Vivienda de Interés Social (VIS) subsidiada. Lo ideal, resalta Carvajal, es alcanzar un ahorro superior para disminuir el monto de los intereses de la opción de financiamiento que se elija[1].


¿Cómo se puede lograr ese ahorro?


Lo primero, de acuerdo con los consejos de Sandra Carvajal, es revisar el estado de las finanzas. Esto requiere tiempo y sinceridad de todos los miembros del hogar y es fundamental para entender la capacidad de ahorro y las mejoras que se deben hacer en el presupuesto. Para ello la recomendación es:


Crear un registro ordenado de las finanzas familiares. La experta en economía personal recomienda realizar la proyección de los ahorros a mediano plazo en una hoja de cálculo. En las columnas se ubican los meses correspondientes al plazo establecido de ahorro y en las filas se registran los ítems del presupuesto familiar.


Ejemplo:


  • Ingresos: en las primeras filas se ubican las fuentes de ingresos esperados de cada miembro de la familia que sostenga el hogar, es decir, salarios, rentas, cesantías, ventas estimadas o primas, entre otros. Los montos esperados se van ubicando en el mes correspondiente para poder hacer la proyección de los ingresos en el plazo estimado. Al finalizar, se totaliza el ingreso por mes.


  • Egresos: después de los ingresos se calculan y registran todos los gastos y salidas de dinero, mes a mes, de forma individual: arriendos, servicios, cuotas de préstamos, tarjetas de crédito, transporte, mercado, comidas en restaurante, ropa, vacaciones, educación, seguros, entre otros. Es ideal reservar un monto para ocio y otro para imprevistos. El presupuesto debe tener en cuenta situaciones inesperadas. Igual que en los ingresos, los montos calculados se van ubicando en el mes correspondiente para hacer la proyección de los egresos en el plazo estimado. Al finalizar, se suman los egresos para calcular el gasto familiar por cada mes.


  • Calcular el ahorro: puedes calcular un ahorro mes a mes, restando ingresos de egresos en cada fila.

Cada mes al recibir las facturas a pagar, actualiza los rubros para que se refleje la realidad financiera familiar.


Tener este panorama claro te permite saber cuánto puedes ahorrar y de esta manera generar un compromiso familiar. Además, facilita la identificación de los gastos innecesarios que merman el presupuesto y que podrían sumarse al ahorro. El control de gastos es la herramienta más poderosa para cumplir con los objetivos planteados.


Si al finalizar el ejercicio no encuentras un espacio para el ahorro, el primer paso es cortar con esos gastos superfluos.


Una vez tengas claridad sobre el monto mensual de ahorro y el plazo para comprar vivienda, Sandra Carvajal afirma que podrás calcular el valor que puedes pagar por un nuevo inmueble y así buscar un proyecto que se adapte a las necesidades de la familia y a la capacidad financiera.


En paralelo, es importante identificar la capacidad crediticia o de endeudamiento. “Las cuotas mensuales de todos los créditos no pueden ser superiores al 30% de los ingresos conjuntos de las personas que lo solicitan. Por eso, se puede recurrir a prepagar las deudas para liberar esa capacidad y garantizar la aprobación del método de financiación elegido”[2].

Algunos productos con los que puedes ahorrar


La práctica de dejar la plata debajo del colchón no es la más recomendable, pues al tenerla a la mano, gastarla es una gran tentación. Adicionalmente, va perdiendo poder adquisitivo por efecto de la inflación. Es mejor, comenta Carvajal, recurrir a un producto que facilite el ahorro y que genere beneficios. Estas son las alternativas que ella recomienda:

  • Cuentas AFP: están creadas para el ahorro de la cuota inicial, tienen beneficios tributarios al declarar renta, ya que disminuyen la base gravable y los retiros son libres de impuestos si son para vivienda. Pueden facilitar el acceso al crédito hipotecario. Aunque tienen un retorno bajo, son mejores que tener la plata en efectivo.

  • Cuentas de ahorro programado: se pueden programar para que de forma automática, debiten el monto a ahorrar, lo que obliga al usuario a no tocar ese dinero mensualmente. Es una buena alternativa para cumplir el requisito de ahorro en el caso de querer acceder a los subsidios de vivienda del gobierno nacional.

  • Fondos de inversión colectiva: si se busca mayor rentabilidad, se puede recurrir a estos fondos manejados por expertos. En este caso, es importante conocer el nivel de riesgo del fondo y las condiciones de entrada y salida, ya que, así como se puede ganar, es posible perder algo del capital.

  • Proyectos sobre planos: si se tiene en la mira el proyecto ideal, las constructoras ofrecen planes de pago mensuales para reunir la cuota inicial, mientras terminan de construir. Usualmente, esto se va abonando a una fiduciaria que audita el manejo de los recursos para la obra y ofrece garantías a los compradores. Así el dinero estará seguro y la vivienda apartada.

Ya lo sabes… con disciplina, colaboración de los integrantes del hogar y constancia en el ingreso de los ítems que hacen parte del registro de las finanzas del hogar, ¡es posible que puedas calcular el ahorro que debes hacer para obtener el monto de la cuota inicial de esa vivienda con la que tanto sueñas!


 

[2] Ibid

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